Inanna,
Astarté,
Turán,
Ushás,
Aurora, tal vez.
Pero yo prefiero:
Afrodita.
Eres la personificación de la lujuria,
del sexo y la pasión.
Clamas por amor,
y buscas atención.
Ingenua e inocente no eres,
atraes a los hombres con tu belleza y seducción.
Surgiste de la espuma,
y apareces al anochecer.
Venus, quizás;
estrella vespertina de la fecundidad.
Asociada estás
a la innata beldad,
a la pureza del mar,
al dulce perfumar de las rosas,
del mirto y los manzanos.
Diosa, Diosa del amor.
Creas zozobra,
con tu exquisito proyectar,
ven aquí
e inspírame a pecar.
Olvidémonos del amor,
dejemos solo la pasión,
vivamos el sueño erótico del candor,
del sublime y tóxico valor.
Vivamos el momento
y olvidemos el resto.
Oh, Afrodita,
dame tu elixir,
para yo tentar
al más ingenuo del cosmos
y hacerlo caer al abismo de mis brazos
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