Querida amiga del pasado:

Te escribo estas palabras por beneficio propio, esta soy yo soltando esa cuerda que nos unía y que por tanto tiempo aferré, aun cuando te diste por vencida hace mucho. Quizá, es una manera de exponer eso que en su momento me afligió y no podía expresar por miedo a que estuviera faltando a nuestra amistad. Tarde comprendí que lo que teníamos no era ni siquiera un mísero atisbo de lo que esa palabra implica, pero por respeto al tiempo que convivimos, seguiré usando tal eufemismo para describirlo.

Sé que gran parte de la culpa fue mía, no entendí tu necesidad de estar siempre a mi lado; más, nunca notaste que me estabas asfixiando. Que duro era estar, muchas veces, ahí contigo. Tus expectativas estaban acabando con mi paz mental, la presión por querer ser eso que tú anhelabas casi termina con mi vida.

Querías tenerme dentro de una burbuja, o una jaula, cuya única persona con acceso a esta fueras tú y solamente tú. Te disgustabas eternamente con cualquiera que osara robar algo de mi atención fuera de ti.

¿Es acaso eso realmente una sana amistad?

Pienso que cuando uno quiere a otra persona, lo considera un amigo, se preocupa, sí, pero también apoya y entiende que todo ser es de una forma específica, sus gustos y sueños son cosas en constante cambio, no rígidas e inamovibles. Una persona es un caudal de constante evolución, jamás será eternamente igual. Empero, la amistad también es así: crece y se transforma.

Acepta.

Alienta.

No está dentro de su definición, creo yo, el molestarse por esos asuntos tan humanos. Porque eso somos, ¿no?

La amistad, querida, no requiere de una presencia perpetua, de hecho, muchas veces, algunas de las partes pueden estar lejos, pero no ausentes, y no por eso se desvirtúa o pierde su propósito. De hecho, mantengo un verdadero nexo con personas que casi no veo, que están a un mundo de distancia, y no por ello las quiero menos. Eso sí, ni te imaginas cuanto añoro su presencia en un sin número de ocasiones, sobre todo en este momento. Tal vez, ellas serían una voz de la razón en esta situación y me ayudarían a entender tú predicamento.

No pretendo ser malagradecida ni mucho menos, aprecio demasiado todo lo que hemos compartido y has hecho por mí. Empero, no puedes estar sacando esas cosas, ¿acaso yo te pedí que lo hicieras? Siempre fue algo mutuo, jamás me arrepentiré de ayudarte, escucharte y quererte. Porque eso no fue fingido. Te quise como no he querido a mucha gente.

Sin embargo, así como el amor se convierte en odio, el cariño sincero pierde su esencia y muta en algo distinto. Inexplicable.

Y mientras escribo todo esto, reflexiono sobre en qué momento las cosas quedaron tan derruidas. ¿Fue siempre este el destino que la vida nos deparó? ¿O fue algo que se pudo evitar? Como fiel creyente del “todo pasa por algo”, especulo que lo nuestro nunca hubiera tenido futuro. Desde un principio nuestros cimientos no fueron firmes. Querías más de lo que yo estaba dispuesta a darte, cuánto más, no sé, porque nunca pude discernir la profundidad de tu pretensión y/o aspiración para conmigo.

Yo también fui culpable, repito, no te comuniqué ciertamente todo lo que pensaba, pero ¿hubieras escuchado mis razones y actuado en consecuencia? En mi fuero interno siento que no. Porque cuando lancé mis últimos esfuerzos en hablar sobre aquello que me estaba molestando, hiciste caso omiso y te alejaste. Eso me dio a entender que si no podía ser a tu modo, entonces no estabas dispuesta a intentar nada. Así que cerré mi corazón y lo amurallé muy bien.

En general, fuiste una persona importante en mi vida, cuya huella será imborrable. Tanto por las cosas buenas que marcaron nuestro desenvolvimiento, como por lo malo que acabó con ello. Eso me enseñará a ver las señales de algo que pretende ser, pero que no será. Para evitar disgustos y tristeza innecesaria. El que quiera estar, que esté, aceptando como soy. No implica, por ningún motivo, el que no pueda mejorar por algunos individuos que lo merezcan, de hecho eso está en mi definición de evolucionar. Hay cosas que hacemos y no nos damos cuenta de lo tóxicas que son hasta que alguien te lo hace ver…con tacto, cariño y verdadero aprecio. Una crítica constructiva bien dicha puede convertirse en la base de un verdadero despertar.

Así que, querida amiga del pasado, espero fervientemente que puedas encontrar eso que buscas, no te escondas, no finjas, y entiende que no puedes imponer tu voluntad por sobre otras personas para que estén a tu lado, es decisión de cada quien si se quedan o se van. Te deseo felicidad y amor, vida y salud. Y si el universo lo quiere, que nos volvamos a encontrar en mejores condiciones, cuando seamos más maduras y entendidas en los versos de la vida, de tal forma, que podamos conversar largo y tendido. Pero, si no llegara a darse el caso, no estaré triste, porque así es como funciona el mundo. Somos pasajeros de este bote llamado vida y no siempre atracamos en un mismo puerto dos veces.

Deseándote la mayor ventura, se despide muy cordialmente,

Tu, una vez, amiga





View Post